El maestro narró a sus discípulos el siguiente relato:
Que es un necio -respondió uno de los discípulos- ¿Para qué cargaba las piedras con que tropezaba?
Dijo el maestro: Eso es lo que hacen aquellos que cargan las ofensas que otros les han hecho, los agravios sufridos, y aun la amargura de las propias equivocaciones.
Todo eso lo debemos dejar atrás, y no cargar las pesadas piedras del rencor contra los demás o contra nosotros mismos.
Si hacemos a un lado esa inútil carga, si no la llevamos con nosotros, nuestro camino será más ligero y nuestro paso más seguro.
Así dijo el Maestro, y los discípulos se hicieron el propósito de no cargar nunca el peso del odio o del resentimiento.
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