viernes, 16 de septiembre de 2011

Lo efimero de nuestra vida

Si pudiésemos tener consciencia de lo efímera de nuestra vida, tal vez pensaríamos dos veces antes de ignorar las oportunidades que tenemos de ser y de hacer a los otros felices.
Muchas flores son cortadas muy pronto; algunas apenas pimpollo.
Hay semillas que nunca brotan y hay aquellas flores que viven la vida entera hasta que, pétalo por pétalo, tranquilas, vividas, se entregan al viento. 
Pero no tenemos como adivinar, no sabemos por cuanto tiempo estaremos disfrutando este Edén, tampoco las flores que fueron plantadas a nuestro alrededor.
Y nos descuidamos a nosotros mismos y a los otros.
Nos entristecemos por cosas pequeñas y perdemos un tiempo precioso. Perdemos días, a veces años...
Nos callamos cuando deberíamos hablar, y hablamos demasiado cuando deberíamos quedar en silencio.
No damos el abrazo que tanto nos pide nuestro corazón porque algo en nosotros impide esa aproximación.
No damos un beso cariñoso “porque no estamos acostumbrados a eso” y no decimos lo que nos gusta porque pensamos que el otro sabe automáticamente lo que sentimos.
Y pasa la noche y llega el día; el Sol nace y adormece, y continuamos siendo los mismos.
Reclamamos lo que no tenemos, o que no tenemos lo suficiente. Cobramos; a los otros, a la vida, a nosotros mismos y nos consumimos, comparando nuestra vida con la de aquellos que poseen más.
Y si probáramos compararnos con aquellos que poseen menos??
Eso haría una gran diferencia!!
Y el tiempo pasa... pasamos por la vida y no vivimos. Sobrevivimos, porque no sabemos hacer otra cosa. Hasta que, inesperadamente, nos acordamos y miramos para atrás. Entonces nos preguntamos: ¿Y ahora?
Ahora, Hoy, todavía es tiempo de reconstruir; de dar un abrazo amigo; de decir una palabra cariñosa; de perdonar; de agradecer por lo que tenemos.
Nunca se es demasiado viejo, o demasiado joven, para Amar, para decir una palabra gentil, para hacer un cariño.
No mires para atrás. Lo que pasó, pasó, lo que perdimos, perdimos.
¡Mira hacia adelante! todavía hay tiempo...
De jugarse y de hacer lo que no nos atrevimos. Todavía hay tiempo de agradecer a Dios por la vida, que aunque efímera, aún está en nosotros.

Reflexión:
¿Sabes por qué las tortugas viven más tiempo que muchos otros animales? La razón es muy sencilla: Porque nunca corren, no tienen prisa por llegar a ninguna parte,  sencillamente caminan por la vida.
Deberíamos imitarlas un poco; casi siempre, por apresurarnos, hacemos mal las cosas y muchas veces, por correr, no vemos a tiempo la piedra que nos hace caer.
Si caminamos por la vida podremos disfrutar de cada detalle, de cada momento, de cada persona que cruza frente a nosotros, durante un trayecto de nuestro caminar y decide acompañarnos.
Hay tantas cosas de las cuales podemos disfrutar y no lo hacemos simplemente porque estamos corriendo, ¿para qué?, ¡quién sabe!…
Si no corremos tanto podremos vivir mucho más tiempo (como las tortugas) y además…¡¡¡¡disfrutaremos plenamente cada instante de nuestra vida!!!!
Autor desconocido

(pausar la música del blog para escuchar)

No hay comentarios:

Publicar un comentario