Que borrara, por ejemplo, la tristeza de tu rostro, que restituyeran todas tus ilusiones perdidas durante el camino.
Que sanaran todos los arañazos de tu corazón, que las garras de la ingratitud y la desilusión le han dejado marcados.
Que fueran como caricias y risas de tus ya lejanos niños, honestas cariñosas y completamente sanas.
Como deseo que mis palabras fueran como la mejor canción de amor que tus oídos hayan escuchado y se hiciera tu favorita, pues esta sería la historia de tu vida.
Que fueran como el eco de los recuerdos de tus mejores momentos, y que trajeran a tu memoria, besos, rostros y te quieros, que tu alma guarda como tesoros.
Que el sonido de ellas, fueran como pañuelos que enjugaran tus lágrimas y que después un espeso velo del olvido cayera sobre la causa de ellas.
Como amaría que mis palabras fueran como promesas cumplidas, para que gozaras de la sensación que da con su presencia el Creador.
!Y fueras feliz eternamente!
!Pero lástima!
Mis palabras son solo palabras, palabras sentidas, palabras amorosas, palabras de fe, palabras buenas y fraternales, palabras dulces y armoniosas.
Así que no les prestes tus oídos para escucharlas, no las comprenderías, déjalas llegar y siéntelas, solo entonces te darás cuenta:
Mi corazón hacia tu propio corazón.
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