martes, 1 de mayo de 2012
"Esto también pasara”
Una antigua leyenda cuenta que un famoso rey decidió reunir
a sus principales sabios y eruditos en un conclave para solicitarles un favor.
"Acabo de traer un gran anillo de mi última
conquista" dijo el monarca; "es muy valioso y además me da la
posibilidad que puedo guardar algo más valioso aun, en su interior. Necesito
que ustedes, al final del día, me den una frase que sea lo más sabio que ningún
mortal haya escuchado jamás. Quiero que arriben a una conclusión de sabiduría y
luego lo escriban en un papel diminuto. Luego, yo guardare esa frase en mi
anillo. Y si algún día, el infortunio permitiera que me encuentre en medio de
una crisis muy profunda, abriré mi anillo y estoy seguro que esa frase me
ayudara en el peor momento de mi vida".
Así que los sabios pasaron el resto del día debatiendo
cual sería esa frase que resumiría toda la sabiduría que ningún humano había
oído jamás.
Cuando cayó la noche, uno de los eruditos del reino,
en representación de todos los demás, se acerco al rey con una frase escrita en
un pequeño papel.
"Aquí esta, su Majestad. Solo tiene que guardarlo
en su anillo y leerlo en caso que una gran crisis golpee su vida y su
reino".
El monarca guardo el papel en su anillo y se olvido
del tema.
A los pocos años, el reino era saqueado por los
enemigos y el palacio reducido a escombros.
El rey logro escapar entre las sombras y se oculto
entre unas rocas, en las afueras de su devastada corte. Allí, observando un
precipicio, considero la posibilidad de quitarse la vida arrojándose al vacío,
antes de caer en manos enemigas.
Fue cuando recordó que aún conservaba el anillo, decidió
abrirlo, desenrosco el diminuto papel y leyó, “Esto también pasara”.
El rey sonrió en silencio, y cobro ánimo para ocultarse en
una cueva, en medio de la oscuridad, hasta que ya no corriera peligro.
La leyenda dice que veinte años después, el rey había
recuperado todo su esplendor, a fuerza de nuevas batallas y conquistas.
El trago amargo había quedado atrás, y ahora regresaba
triunfante de la guerra, en medio de vítores y palmas de una multitud que no
dejaba de ovacionarlo.
Uno de los antiguos sabios que caminaba al lado del carruaje
real, ya anciano, le susurro al rey,
"Su majestad, creo que hoy también debería volver a
mirar el interior de su anillo". "¿Ahora?" "Para que habría
de hacerlo? No estoy en medio de una crisis, sino todo lo contrario",
replico el rey.
"Es que esa frase no solo fue escrita para los
momentos difíciles, sino también para cuando crea que todo lo bueno pareciera
que ha de perdurar por la eternidad".
El rey, en medio de los aplausos, abrió el anillo y
volvió a leer, "Esto también pasara”, y descubrió en ese mismo instante,
que sentía la misma paz que tuvo cuando estaba a punto de quitarse la vida. El
mismo sosiego, la misma mesura lo invadió por completo.
Aquel día descubrió que la frase que los sabios le habían
entregado era para leerla en las derrotas y por sobre todo, en los tiempos de
victoria.
Autor desconocido
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