Señor, esta
Navidad, armar un
árbol y en este poner
en vez de bolas, los nombres
de todos los amigos, amigos que
han pasado por mi vida. Los viejos, los
nuevos, Los que veo siempre y los que casi
nunca veo, por mas que deseo que sea así. Los
que me han olvidado, y los que siempre están acá
presentes en mi memoria. Los que me han acompañado
en muchas horas difíciles de mi vida y en horas alegres
Aquellos que conocí profundamente y aquellos que apenas
comprendí. Los que poco me deben, y a esos que mucho debo.
Mis amigos humildes y campesinos, y mis amigos de otros países.
Pondría los nombres de esos que sin saber han tocado mi vida en una
forma profunda. Tendría que ser un árbol con raíces muy, muy profundas,
para que sus nombres nunca sean arrancados de mi corazón.
De ramas
muy
extensas,
para que
nuevos nombres
de todas
partes
vengan a juntarse
con los existentes.
Uno con mucha
sombra
para que sea un
lugar de reposo contra las luchas de la vida. Un árbol donde color, idioma,
nacionalidad ni estación en la vida sean importantes. Es mi deseo que este
árbol se haga realidad en cada uno de sus corazones, para que este año
que comienza, podamos vivir cada día de el y para siempre juntos.
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